Enramada, coqueta, noche blanca y alumbrada,
y el pico que taladra la escarcha amanecida.
Bella Dama, del plumaje diluido.
Bella y linda, y el pío de las aves que la encubre de rocío.
Cresta de ave que la noche la acaricia,
va la Dama, serpentina de aire por sus mirlos,
van sus alas desplegando sus prodigios.
Bella Dama, así renace bajo el cielo el sonido
y vas volando convertida en su trino.
¡Ah!, Bella Dama del follaje atardecido.