Hoy,
no eres tú,
deslumbrante pradera esmeralda
que, a modo de inmensa alfombra
extiendes con humildad, a mis plantas,
tu verdoso manto florido...
¡ No!
Tampoco eres tú bendito árbol,
de copa puntiaguda
o redondeada, señor de la campiña,
de la colina y del bosque
aunque, junto a tus hermanos,
en silencio, erguido
y tocado de frondosas cimas,
permaneces,
en la eternidad de mi tiempo.
Ni sois vos,
amadas y envidiadas aves
divinidades terrenales,
que surcáis con vuestros
majestuosos vuelos
la bóveda celestial.
Ni es, mi adorado mar,
y sus aguas azul cobalto
que alegres, pero huidizas,
serpentean entre mis brazos
ni los firmes y poderosos
de sus dos orillas
de lejanía e inmensa perpetuidad.
¡Ah no,tampoco es hoy este cielo,
de nubes vestido!
Ni las escasas y erguidas flores,
que hoy contemplo,
con los ojos cerrados.
¡No!¡No!, nada de todo esto, es Hoy.
¡Dios, qué desespero!
¿Cómo podría haceros entender
que todos sois en mí, aunque no HOY,
pese a mi amor por todos vos,
a la vista está que nada de todos vos,
hoy ES, en mí…
¡Ah, ¡sí! sois vos,
señora de los mil colores, sabores
la reina de mis flores,
suspiros, vuelos y ensueños.
Vos, pero ,
con vuestra larga cabellera de abismal
noche azabache;
con esa monástica túnica marina,
en la que os envolvéis,
la que emitís en mi,
vuestro mágico arpegio y tono,
la melodía poderosa,
de vuestras cuerdas.
¡Sí! Vos, sólo vos sois,
la que hoy boga, junto a mi,
la del compás, ritmo y armonía,
que predomina,
rige y gobierna,
la belleza estática, de mi nao
en la parsimonia
de este día calmo, de violín
sobre el lecho acuático,
de las mil figuras y la serenidad,
de las brisas y ráfagas
de mi ensueño...
*
(C) Primavera del Valle
Music
Piero Piccione
Solo lo que ya no preciso,
abandona mi vida.
Todo lo que me rodea sirve a mis propósitos.