Llega la luz, y se abren todos los ventanales
al reflejo dorado de la Luminaria
Mayor del Universo…
Vuelan señoriales las aves.
Ríen felices los niños.
Sueñan embelesados en su mutua contemplación
los enamorados.
El mar, es lejanía armoniosa que invita a partir…
El parque con sus estanque y jardín
reclama:
¡ Venid a mí, y caminadme!
exclama veleidoso
desde la lujuria de su colorido
y perfume.
En un lugar cálido, sonrosado y acogedor
del apacible mundo
se trenzan cantos melodiosos¡ Gratitud!.
se gestan simples y sencillos versos. ¡Reverencia!.
Viajan desde la mesa de trabajo
con su foulard vaporoso, los bocetos
de la diversidad de los mil un trazos.
de la inspiración...
Gime, desde el paraninfo
la melancolía del violín, reclamando a sus amadas
flauta y arpa
Y en el el intermedio, transcurre ese tiempo
en que como en todos los tiempos
Cronos huye fugitivo y veloz
a cuestas con la prole de sus días y horas.
resignado, a la monotonía
o, a ceder paso y prioridad,
con suma reverencia
y detener su marcha de agujas,
a su excelencia ¡La Vida!.
Ya desde ella
la parca, elige y selecciona,
abre o cierra puertas y ventanales,
a los latidos de los que aún
la transitan,
también a aquellos que se han detenido
con una moneda de oro- bajo la lengua-
para subir a la lancha de Caronte,
cruzar el río
y llegar al…¡ Otro lado!