Sucedió en un amanecer en el que
Selene se despojaba de sus vestiduras de plata,
y yo, cepillaba mis blondos cabellos,
tras mi danza con las ninfas del Bosque de las Violetas,
allá en California...
mientras contemplaba como la Aurora
se iba engalanando
con sus rojizas muselinas…
Y entonces aconteció…
Sin habérmelo propuesto, te descubrí,
pintabas un lucero centelleante
desde tu inmensa nebulosa
cuajada de estrellas
cálidas , brillantes y deslumbrantes,...
Me miraste con arrobo,
te acercaste a mi y acariciaste mis cabellos
y yo en tu presencia, fui desnudando
uno a uno, todos mis anhelos,
difuminando por tu cielo
mis velos violáceos de alba.
Entonces las aún adormiladas flores
del Jardín de todos los Anhelos
presto despertaron
y nos reclamaron…
Así tú y yo, estrechamente abrazados
por entre nubes, estrellas y luceros,
recorrimos todas las constelaciones
de la vía láctea, con sólo un beso de
¡Amor!