Que se incendiaba desde el amor al odio
tornándose colorado, ahíto de sangre y vida,
con simbología de fuego, gozo y alegría,
del grana de los artistas...
el de la agresividad y la guerra
que combinado con el negro
alcanzó el peligro y lo prohibido.
En su frenesí se abrió a nuestros ojos con vigor
mutó, en otras impregnaciones y coloreo,
para reventar,
desintegrándose en mil un pigmentos,
partículas, pétalos…corpúsculos
que todo lo tornaban luna roja…
Y yo vagué por la colina incendiada,
irradiando las fosforescencias
de sus brasas saturno, rojo de china,
siena tostado a rojo cardenal.
Fui y él fue, Juntos fuimos...
labio, fuego, lacre, ladrillo abrazo
rojo cresta de gallo...beso
marea del carmesí más vivo.
Y ,lo grana
siguió medrando,
creciendo y multiplicándose
asentándose a nuestros ojos,
como un todo absoluto.
Yo en él , fui color frambuesa
sentí el fuego, y el ardor de su pasión…
Caminé incendiada de bosques en llamas
en amapolas, lunas , alboradas
mientras imprimía cuanto veía de rojo,
rojo fuego...
ejecutando giros, aureolas y arcos
desde mi foulard de viento y dulces brisas
blanco rojizas…
a modo de pincel, con el, para mí,
color de los colores
ese que de tan granate ya no destiñe
porque se le abren las venas
y se desangra
de tanto arder...