No, yo realmente nunca quisiera irme!
Jamás ausentarme de la Tierra, este maravilloso planeta
en el que moro,
tampoco viajar a cualquier otro de ellos.
Mas para cuando llegue “Ese día de partir”…
deseo haber sido incinerada
convertida en cenizas en el interior de una pequeña ánfora,
y que dos de mis mejores amig@s
las dispersen, a voleo, sobre el Bosque de las violetas
de la Casa Rosa de la Música,
sobre el Jardín de la Alegría,
o el Bosque de Stevi,
para así poder aposentarme en uno de mis ´lugares amados,
y volar en libertad,
sobre campos y caminos, colinas y valles,
tras el soplo de la ventolina,
Nunca jamás querré ser
introducida en un ataúd herméticamente cerrado,
sobre el que, al ser introducido en la sepultura,
echen tierra, piedras y lo sellen con cemento,
bajo el mármol reluciente,
antes de poner la tapa y cerrar el sepulcro…
Esta sola idea ¡Me horroriza y espanta!
Deseo convertirme en cenizas en absoluta libertad
que se dispersen sobre la tierra, bajo la lluvia
removidas de un lugar a otro, por todos lados,
por la ventisca.
Recibir la caricia grata y reconfortante del sol,
sobre el manto níveo e impoluto de la nieve.
Poder contemplar ACO IRIS tras el encuentro de las lluvias y el sol.
Sentir que las nieblas me acojen, cual siempre hicieron.
Que los cervatillos y las gacelas caminan, o se posan sobre mí
y sentir su calor...
Poder contemplar el bendito vuelo de las aves,
y escuchar el trino armonioso de los pajarillos
cuando regrese Abril..
Que junto a mis cenizas
brote un arbusto de peonías de color rosa,
a cuyo lado contemplar todavía ¡POR SIEMPRE!
La belleza y grandiosa maravilla del planeta TIERRA,
mientras me sobrevuelan cientos de mariposas
Y así sentirme cual siempre
`
¡LIBRE!
¡ VIVA!
¡FELIZ!
´A la espera de una nueva resurrección
para recomponerme, bajo cualquier apariencia,
que Él considere oportuna para mí,
a otra de mis anteriores existencias,,
o a una nueva ¡VIDA!