Deja vivir
a la hermosa flor,
no quiebres su esplendor
no la condenes a ornar alcobas
lejos de fuentes, parques y jardines
de las bellas colinas donde ella es feliz,
allende de su habitat, de sus árboles y riachuelos
no lo hagas,ya nunca jamás vuelvas a matar sus sueños.
Negro crimen es ese injusto y cruel condenarla
a morar en penoso interior, y perder su color,
sus pétalos de día en día triste ver caer
e irse secando, languideciendo y morir
en tan dolorosa y mortal soledad.
¡Te lo encarezco Gran Señor
de la Vida y el Universo,
de la flor ten piedad.
Ella era una fresca
y fragante beldad...
forzada a dar
su triste adios
a la amada
rosaleda,
y a todas
las flores
y arbolitos
de Tu Sacro
y fastuoso Valle.
*
(C) Primavera del Valle