Poemas
Conformidad

miércoles, 10 de diciembre de 2003

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Huir y alejarse de todo lo que nos produce dolor
sería tan fácil, tan reconfortante, tan dulce,
sólo de pensarlo se me alivia el dolor,
huir del insulto y la ofensa agridulce.
Más no! eso no sería lícito, ni leal...

Él jamás huyo de su destino,
su cruz afrontó, cargo y llevó
nunca se rindió.
Pensando en ello,
día a día, es por lo que yo soporto
cada nuevo quebranto,
aunque me cause dolor y llanto,
con fortaleza, que nace de mi fragilidad, aguanto,
y al final se alivia,
mi vida,
es como si yo junto a él, tratase de caminar,
a su lado, llorar y penar,
una exigua y liviana parte
de lo mucho que él tuvo que cargar,
cuando se arrastraba,
tropezaba y caía;
cuando bebía el amargo acíbar,
las espinas se clavaban en su carne
y por su rostro manaba la sangre
mientras las fieras sedientas
sus vestiduras se repartían
le insultaban,
y despreciaban,
a él que es el Rey del Amor,
carne sonrosada y fresca,
perfumada, y consagrada,
de hermosura y perpetua belleza,
espejo de bondad
lago de piedad,
pócima de eterna felicidad,
piedra de toque que calma
y apacigua cualquier dolor.
Al abrigo de su seno,
acogedor,
de grandioso
y poderoso Señor,
colmado de eterno
esplendor.

¡ Por todo ello no, no huiré
y cobardemente al dolor renunciaré,
no mi Señor, jamás lo haré,
aceptaré...lo que tún quieras enviarme.
Mi peso, con valentía,
portaré,
siempre a tu lado, será una insignificante cruz,
que cargaré, tras de tus pasos,
y lo haré sin llantos,
con gratitud
camino de tu eterna LUZ


*

AnnLOuise
l.h.q.c.e.l.l.
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