Poemas
Dos sonetos de William Shakespeare

jueves, 22 de enero de 2004






   Dos  sonetos
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-



Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos
y ahonden surcos en tu prado hermoso,
tu juventud, altiva vestidura,
será un andrajo que no mira nadie.

Y si por tu belleza preguntaran,
tesoro de tu tiempo apasionado,
decir que yace en tus sumidos ojos
dará motivo a escarnios o falsías.

¡Cuánto más te alabaran en su empleo
si respondieras : - « Este grácil hijo
mi deuda salda y mi vejez excusa »,
pues su beldad sería tu legado!

Pudieras, renaciendo en la vejez,
ver cálida tu sangre que se enfría.


     -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Cuando pienso que todo lo que crece
su perfección conserva un mero instante;
que las funciones de este gran proscenio
se dan bajo la influencia de los astros;

y que el hombre florece como planta
a quien el mismo cielo alienta y rinde,
primero ufano y abatido luego,
hasta que su esplendor nadie recuerda:

la idea de una estada tan fugaz
a mis ojos te muestra más vibrante,
mientras que Tiempo y Decadencia traman
mudar tu joven día en noche sórdida.

Y, por tu amor guerreando con el Tiempo,
si él te roba, te injerto nueva vida.
    
                *

William Shakespeare
Comentarios sobre este poemaEnviar a alguien
Deja tu opinión:
Usuario:      Contraseña:           Registrarse

Buscar poema introduciendo algún elemento del título o de su contenido:

Lista de los últimos poemas         Lista de categorías