Esta noche soñé
que el maligno se había ido,
había muerto…
¡Ya no estaba acechando nuestras vidas
su temible espada de Damocles!
Que otra vez todas las puertas y ventanas
Volvían a abrirse al gozo y la ilusión,
y de nuevo transitábamos las calles.
Ya no soportábamos aquella pesada carga
del miedo, de la duda, de la incompetencia,
ante su imparable invasión y propagación…
¡ Ah, qué maravilla, al fin definitivamente,
sin mascarrila!
Ebrios de gozo salíamos de casa
y transitábamos las rúas, parques. jardines,
cafeterías,
todo eran gritos de jubilo, paz, abrazos, gozo, saludos…
Por doquier reinaba el bienestar,
las risas, delicias, placer,
entre caceroladas, pitos y hurras
y además para mayor delicia, ensueño
y maravilla,
vuelvo a ser la Nefelibata de siempre,
porque todavía sigue siendo…
¡Primavera!
y de nuevo podré retomar el elenco
de todos mis vuelos, anhelos y sueños.
¡HURRA!